Kike M publica Mr.Hyde

Ya está aquí Mr. Hyde, el último single adelanto de mi venidero segundo disco: Cantares de Arcilla.

Y como uno tiene web un poco por romanticismo pues os cuento en primicia en este rinconcito de internet que el disco va a salir el próximo 15 de noviembre. Para mi esto es como unas navidades, un cumpleaños, un ratoncito Pérez y un fin de curso juntos. Ha sido un camino largo y no sin unos cuántos tropiezos pero ha merecido totalmente el esfuerzo y el tiempo, al menos yo siento este álbum como redondo, bien acabado y aunque la mayoría de las canciones ya me resuenan lejanas sin que hayan echado aún a volar de mi nido estoy satisfecho con cómo ha quedado todo. La gran culpa de que sienta esta satisfacción es de Iñaki Antón (Uoho) que ha sabido darle el sonido y el matiz necesario a mi música tanto o igual que la banda que de colegas que me acompaña, me entiende y siempre me da ese empuje de ilusión que necesito. Sólo confío en que el disco envejezca bien y pueda defender los temas en directo casi como si los acabase de escribir.

Pero vamos a lo que nos acontece que no es más que este último lanzamiento: Mr. Hyde. Esta canción fue una de esas vomitonas creativas. La hice en cierto modo deprisa y corriendo una mañana antes de un viaje. Aunque el riff del principio era una vieja melodía que aguardaba en algún recoveco de la grabadora del móvil esperando a encajar en algún chispazo de motivación. Así pues me confesé como sufridor congénito de este castigo del disfraz supongo que igual que casi todo el mundo, solo que algunas veces uno ya no sabe si lleva puesta la piel o la máscara y cuál de las dos es más uno mismo. Y así voy por la vida hablando con Tyler Durden, jugando con los títeres de mi conciencia.

Hablemos del videoclip. Contar con Tresmirillas Films (con Javier Gómez Rivero a la cabeza) está siendo una constante en todo lo audiovisual relacionado con este disco. En este caso no ha sido diferente pero necesitábamos contar una historia en poco más de tres minutos y escapar de la clara alusión a la obra de Robert Louis Stevenson. Así que viramos hacia algo más cinematográfico y de nuestra generación. El montaje y las referencias a El Club de la Lucha de David Fincher ya no sólo en la narrativa si no en la fotografía y el diseño gráfico han sido claves para transmitir la esencia de la canción. El rodaje con Edgar Robles como protagonista y Laura de Clipclart fue trabajoso pero muy divertido y hubiera sido imposible sin la colaboración de dos de los mejores garitos que hay en Salamanca: El Paki Pallá y el Centenera que nos dejaron rodar un martes y un lunes por la tarde y organizaron todo para poder recibir a toda la gente figurante voluntaria sin la cual tampoco hubiera sido posible hacer creíble esta pequeña historieta.

Hasta aquí la perorata de hoy, ahora toca seguir trabajando para hacer un poquito más de ruido y que el ruido mueva cosas y que las cosas hagan vibrar otras y que todo se siga tambaleando, eternamente, como el remolino de situaciones, personajes reflejados y collages de recuerdos mal fotografiados, reconstruidos por una inteligencia artificial, tan artificial como la idea propia de inteligencia que cualquiera pueda creer que tiene y que que desfila imparable en nuestros sueños imposibles.

Mucho amor.